CONSEJOS PARA DESARROLLAR
UNA BUENA TUTORÍA
A continuación, te compartiremos algunos tips y consejos que te pueden servir para desarrollar una buena tutoría:
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Inicia la sesión saludando cordialmente y mostrando interés por el niño. Una breve conversación al comienzo de la tutoría siempre ayuda a romper el hielo y a establecer una relación positiva.
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Pregúntale sobre sus intereses, hobbies o temas favoritos. Esto no solo ayuda a personalizar la tutoría, sino que también hace que el estudiante se sienta valorado y escuchado.
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Es importante usar un lenguaje sencillo y cercano, evitando tecnicismos innecesarios. Asegúrate de que el niño entienda los conceptos y que se sienta cómodo haciendo preguntas.
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Si relacionas los temas académicos con situaciones de la vida diaria del niño, para él será mucho más fácil entender. Incorporar ejemplos ayuda a que los conceptos sean más comprensibles y memorables.
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Invita al estudiante a que comparta sus ideas, dudas y opiniones. Esto lo convierte en un participante activo y refuerza su autoestima académica.
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Elogia los esfuerzos y logros, por pequeños que sean. Un refuerzo positivo constante motiva al estudiante y refuerza la mentalidad de crecimiento.
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Si notas que el estudiante se frustra o pierde el interés, cambia el enfoque o el ritmo. La capacidad de adaptarse a las necesidades del estudiante es clave para mantener su motivación y es el gran valor de la relación 1 a 1, ya que permite personalizar el proceso.
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Tómate un tiempo para revisar la sesión previo a trabajarla con el niño. Este te permitirá entender el objetivo de la sesión, anticipar posibles desafíos y oportunidades de ajustes en la sesión, además de pensar posibles ejemplos y actividades.
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Cuando el estudiante se equivoque, refuerza que esto es parte normal del proceso de aprender y que todos nos equivocamos. Celebra que se atrevió a intentarlo y que poco a poco podrá ir mejorando.
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Guía al estudiante para que encuentre respuestas por sí mismo, brindándole herramientas y estrategias para resolver problemas y evita darle todas las respuestas.
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Sé claro, respetuoso y paciente. Escucha activamente y valida los sentimientos del estudiante, especialmente cuando se enfrente a desafíos o frustraciones.
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Dentro de lo posible, busca que la tutoría se desarrolle en un espacio físico amigable para el aprendizaje del niño, donde esté acompañado por un adulto pero donde pueda evitar distracciones muy constantes o molestas.
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Al terminar cada tutoría, realiza un resumen de lo trabajado, pregunta al estudiante qué aprendió y cómo se sintió durante la tutoría. Esto ayuda a consolidar el aprendizaje y a planificar futuras sesiones.
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